Problematizar las omisiones de la historiografía nacional y local sobre la producción de artistas mujeres regionales implicó la revisión de información existente observando un campo emergente y exploratorio. Ante esto, diseñamos una estrategia metodológica colaborativa con el fin de identificar el mapa de actoras en sus diversos lenguajes y áreas disciplinares presentes en Concepción entre los años 1980-2020.
Al mirar el mapeo observamos que muchas de las mujeres creadoras, pese a la potencia de su propuesta, se encuentran ausentes en la narrativa oficial guiando nuestra pregunta hacia la paradoja de la visibilidad/invisibilidad. Desde este lugar, identificamos aquellas artistas articuladoras de escenas las cuales contactamos para invitar a crear un archivo colectivo a partir de su experiencia vital, accediendo a participar 13 individualidades y 2 colectivas en una exposición realizada en la Sala David Stitchkin.
Durante un semestre trabajamos recolectando sus testimonios mediante entrevistas que indagaron en sus biografías y las relaciones entre su producción artística y los espacios íntimos-privados y públicos que habitan/habitaron. Entrecruzamos sus memorias con los contextos sociopolíticos locales y nacionales para ahondar en reflexiones sobre la (in)visibilidad de su obra.
En estas instancias, cada una de ellas trajo consigo sus archivos-tesoros consistentes en un vasto material fotográfico, editorial y de obra inédita, en la mayoría de los casos sólo conocido por sus propietarias y que formarían parte de la curaduría. El cuerpo de obra de la exposición devino en la edición y corte a partir de un diálogo continuo y una selección amigable que diera cuenta de la diversidad de creaciones en propuestas artísticas disímiles, tanto en formato como en contenido.
Conversamos, tomamos té y nos reímos. Desempolvamos recuerdos visitando parte del pasado y recorrimos el presente para así definir qué se mostraría y que quedaría oculto. Junto a las artistas desentrañamos nuestros deseos para pensar en conjunto la muestra expositiva y dar cuerpo a sus narrativas, que tras una concurrida inauguración quedaría irónicamente soterrada por la crisis sanitaria.
Pandémicas pero tenaces en asumir la deuda con estas narrativas (in)visibles, levantamos instancias de registro fotográfico y audiovisual como también de reflexión virtuales, aceptando el desafío de contribuir a la construcción de la historia de las mujeres para exigir dar visibilidad a los cuerpos creativos que subyacen detrás de cada cuerpo de obra.
Desde un enfoque feminista la producción artística que se encuentra en los márgenes de la visibilidad no solo puede estar reducida a las identidades femeninas ya que no solo estas actoras se encuentran bajo el dominio de la hegemonía masculina, quedando así expuesto en el trabajo de campo, ante la manifestación de la existencia de un crisol de sujetxs creativxs de diversos géneros. Sin embargo, como punto de partida decidimos construir situadamente desde el lugar que ocupan las mujeres, sin excluir a otros agentes que transitaban entre los intersticios de la performatividad del género, aun cuando reconocemos esta deuda.
Es así como emerge la producción de este archivo que contiene y da continente a los relatos inconclusos que no se reconocen en el ser y hacer de las artes representadas por el ethos patriarcal.
Un ejercicio que se hace cada vez más imperioso.